Cuando iba a nacer el pequeñajo yo estaba un poco preocupada porque se iba a llevar mucha diferencia con sus hermanos mayores. Para tranquilizarme, todos los que me rodeaban me decían que no me preocupara, todo lo contrario, que sus hermanos mayores se encargarían de un montón de cosas, le cuidarían y le enseñarían, y yo me sentiría más liberada que cuando los otros eran bebés.
Y sí, es cierto, los chiquillos se sienten sus maestros de la vida y se dedican a enseñarle cosas, por ejemplo a correr gritando como un loco por los pasillos, a partirse de risa mientras tira el vaso de agua al suelo, a hacer pedorretas sin parar ni para respirar, a sonarse los mocos con las manos, a saltar encima de los charcos, a reírse cuando papá o mamá le riñen por haber hecho alguna trastada, a tirar todos los libros al suelo para jugar... vamos, las cosas básicas de la vida que todo bebé debe saber, pero que tampoco hace falta averiguarlo siendo tan pequeñito.
3 comentarios:
Jajajajaja
Me suena eso. En mi caso son dos pequeñas que aprenden todo lo que no deben de su hermana mayor, así que multiplica por dos todos esos desaprendizajes.
Lo peor es que ya me siento culpable de exigir a la mayor que dé buen ejemplo porque le copian todo, pues siento que le robo parte de su infancia.
Habrá que tener paciencia!!
Un beso
PD. Me gustó conocer tu cara.
Alís, tienes razón, la verdad es que cuando le enseñan con su ejemplo de niños a ser niño, hay muchas veces que intento hacer la vista gorda jajajaja
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